NUNCA MAIS

Las vueltas que da la vida. De nuevo otro barco se ha encargado de ensuciar nuestras playas. Como está visto y comprobado, estas situaciones se repiten sea el gobierno de cualquier color: en Galicia le tocó a un ministro popular; ahora en Ibiza le toca a un ministro socialista.
La llegada del verano siempre nos trae atentados a la madre naturaleza. Los incendios forestales comienzan a ser plato habitual en los informativos diarios y este verano, este principio del verano, nos sorprende también con la mancha de fuel que se vierte sobre las costas de una zona tan turística como la isla de Ibiza. No conformes con esto, esta mancha de fuel amenaza también a un entorno privilegiado como es el Parque Natural de Ses Salines, según la declaración de la ministra de medio ambiente Cristina Narbona. Por si la tragedia fuera poca.
Me pregunto qué diría yo en este blog si hubiera cogido mi paga extra de este verano y la hubiera invertido en una estancia en cualquier establecimiento hotelero de una de las playas que se encuentran cerradas. Me tendría que limitar a tomar el sol y remojarme en la piscina del hotel, caso de que la tuviera. La verdad es que me hubiera cabreado bastante.
Pero aún me hubiera cabreado más si soy uno de los trabajadores temporales que contratan los chiringuitos que existen al pie de estas playas. Ya no es el momento de poder encontrar un nuevo empleo, como tampoco de que los empresarios de hostelería recuperen las ventas perdidas en estos días.
Tampoco se podrán recuperar del susto los delfines mulares, cormoranes, lapas, cangrejos y diversas clases de peces que nadan entre las manchas de combustible procedentes del vertido del buque "Don Pedro". Un desastre.
Yo no sé cómo se arregla esto. Pero algún organismo al frente del cual hay alguien cualificado (se sobreentiende) tiene que tener las competencias necesarias para que estas cosas no pasen y los barcos peligrosos se mantengan lo suficientemente alejados de las costas para evitar este tipo de situaciones.


No soy vengativo, pero el responsable que pague. El veraneo de unos, las pérdidas de otros y el atentado a la naturaleza, que es de todos.