miércoles, 25 de febrero de 2009

LA PRIMERA EN LA CAMPANA

Contempló como sobre sus apuntes de Química habían caído unas minúsculas partículas grises y por un momento pensó que aquel examen le estaba trastocando más de lo que podía suponer. Sobre el escritorio de su habitación, cuando acababa el reloj de marcar la una y media de la madrugada, apoyados los codos haciendo sostén de su cabeza, repasaba una vez más aquella formulación que tanto se le atragantaba para el examen de mañana y en el que se jugaba relativa y cierta tranquilidad estudiantil.

En el viejo radiocasette que hace años su padre le trajo de Canarias seguían sonando los acordes de la Centuria Macarena, que para nada le distraían de las teorías químicas que repasaba, cuando reparó en que aquellas partículas no eran producto de su imaginación, ni tampoco eran restos del estudio en el que se veía inmiscuido: eran de la ceniza recibida hacía unas horas en el segundo día de Quinario de su Hermandad. El humo que desprendía el cenicero -azulado del Ducados y blanco puro del incienso- revoloteaba sobre el haz de luz que desprendía la lamparita de estudio, conformando fugaces dibujos en el aire que se le comenzaban a antojar los tallados del canasto de un pasocristo.

Como por arte de magia, entre simbología de ácidos y anhídridos, se le vino aquella frase a la memoria: “Ya queda menos…”

El sueño le comenzaba a pasar la primera de las facturas de la noche, y por más que lo intentaba sus apuntes se le hacían cada vez más pesados -al igual que sus párpados- y su memoria comenzaba a distraerse desde las valencias de los gases nobles hacia el solo de corneta de la marcha “Milagrosa”. El tambor del Hidalgo y la corneta del Solís, ganaban poco a poco, una incruenta batalla aquella noche en su intelecto frente al Argon, Kripton, Xenon y Radon.

“¿Y por qué ahora?” se preguntó, para añadir “debiera estar prohibido”. Y se conjuró asimismo para afirmar en su interior que si algún día se dedicaba a la enseñanza, sería benévolo en las fechas de los exámenes con los alumnos que, como a él, a tan sólo 40 días de la Semana Santa, ya le olían las manos no a azahar sino a tarniché, algodón mágico y cera de Bellido.

Eran algunos los exámenes que aún le quedaban antes de que la primera estuviera en la Campana y con el grupo de amigos del Instituto había jurado solemnemente que el Viernes de Dolores sería día completo de rabonas, para ir a ver… ¿qué? ¿qué verían, si las Iglesias a esas horas de la mañana solían estar cerradas? “A respirar Sevilla”, dijo uno de ellos. Pues sí, a eso irían.

Eso pretendía ahora, cuando el reloj se acercaba temeroso a las 2 de la madrugada: respirar Sevilla, en su propia habitación, mientras todos en su casa ya dormían. Por eso le sonaban de fondo las cornetas del que acompañan al Rey de Reyes de la Resolana en la noche más grande de Sevilla y seguían ardiendo sobre el cenicero el carbón y el incienso que se trajo aquella misma noche de la Hermandad. Para evitar que su dormitorio se cargara de humo y aquello pareciera más la ribera del Támesis que del Guadalquivir, debía tener la ventana algo abierta y cierto biruji friolero -junto con los reflejos de la luna redonda de aquella noche- se apoderaron de la estancia. Pero el frío nunca fue el enemigo. La lluvia sí.

Y aquella noche olía a Sevilla. O al menos eso le parecía.

Conforme pasaban los minutos su concentración en lo necesario -que no lo importante- era menor. Había llegado ya el momento de cortar con los apuntes, porque ahora sí que las Legiones de Roma y los aromas de Santizo habían vencido a Melvin Calvin, Alexander R. Todd y Theodore William Richards, aquellos que sabrían mucho de formulación y teorías químicas pero poco de incienso, vainilla y carbón, la fórmula magistral que él sí que conocía. Y ya de camino, puestos a olvidar, pues olvidar por un rato a aquel barbudo madrileño que le había tocado en suerte en su curso y que más se parecía a un sanedrita salido de las manos de Castillo que a todo un profesor de Instituto.

Salió de su dormitorio, en el silencio de la noche, y se dirigió a la cocina. Quería acabar el día, antes de dejarse caer en brazos de Morfeo, dándole la espalda al hidróxido de cal y al sulfuro de zinc y echadlos a pelear con otra mezcla de elementos, con más química sentimental que científica.

Con la lentitud que se le imprime a las cosas importantes, tomó un plato de postre y una cucharilla de café. Y de forma solemne, apartó el papel de plata que cubría la fuente. Ese era el mejor final, la mejor formulación que ni siquiera Alfred Nobel hubiera podido nunca imaginar. Con una sonrisa en sus labios, marchó de nuevo a su dormitorio: era hora de dormir.

Mientras saboreaba el último bocado de la torrija de mamá y la miel le rodeaba cada una de las entrañas de su paladar, su pensamiento se fue de nuevo a la frase que tanto había repetido durante el día: “ya queda menos: solo 40 días para la gloria”.

Si mañana no había un poco de suerte, ya habría tiempo más adelante para recuperar su examen de Química. Ahora quería soñar.





Soñar con la primera en la Campana.

domingo, 22 de febrero de 2009

SE ACABÓ


Ha terminado el Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas de 2009 y sintiéndolo enormemente por aquellos que lo esperaban (lo siento de verdad, Antonio), el poco tiempo disponible ha sido el causante de que hasta este blog no llegara una mini crónica de lo que ha pasado en la Casa de los Ladrillos Coloraos. Pero no por eso quiero dejar aquí una muestra de lo vivido en estos últimos días en relación al Concurso.

Ahí va esto, que no es otra cosa que mi opinión personal sobre algunos aspectos.

EL CONCURSO EN SÍ. Sobrado de cantidad y calidad. Por eso no entiendo cómo se puede hacer una final con solo tres agrupaciones por modalidad. Ha sido la más corta de la historia. A los que nos gusta, nos disgusta no ver casi clarear el día cuando el Jurado dice aquello de "En la Ciudad de Cadiz...". Nos han privado de una noche mágica, para convertirla en una madrugada de miel en los labios. Ojalá vuelvan esas finales en las que a las cuatro y media de la madrugada, hora en la que casi ha acabado la de este año, aún nos quedaba media final por ver.

CANAL SUR TELEVISIÓN. Sobresaliente. Así, sin más. Traernos las tres semifinales ha hecho que tengamos algo así como cuatro finales consecutivas. Pero no llegan al 10, sino que los dejo en el 9 raspón. ¿La causa? Pues las tres semifinales que han presentado Manu y la Maga Inés. Son aguantables un ratito, unas pinceladas, pero tres noches los hacen insoportables. La Maga Inés más verde que el Canijo de Carmona. Manu con más aciertos que desaciertos, pero cansino. En cuanto al trío de la Final (Modesto Barragán, Manolo Casal y Paz Padilla) lo bordaron como siempre. Se notan las tablas y la experiencia. Hablando y contando cosas por derecho, con el chiste y el borderío en el momento adecuado. Ni les sobró ni les faltó. Excelente. En camerinos Paz Santana lo hizo mejor que bien, aunque acompañando a Manu en las semifinales se le vio cortita, quizás era demasiada la responsabilidad de dirigir el programa. Fernando Pérez y Juan Manzorro hechos dos brazos de mar en sus respectivos cometidos. Como diría el propio Manzorro "de gran categoría".

LA WEB DE CANAL SUR. Lo mejor para los que padecemos el Síndrome de Diógenes. El VHS ha trabajado poco este año, porque la descarga es facilona y legal. Ahí quedan muchas cosas en los discos duros, para poder seguir viéndolas cuando queramos, sin tener que molestar al resto de la familia que pasa de esto. Y en cuanto a la Tienda On Line, otro acierto el que podamos comprar la final en DVD. La estantería de mi despacho lo agradece: pierde peso y gana espacio y calidad. Muchas cintas de vídeo de mi casa van a pasar a mejor vida. Ya disponible a la compra desde al año 2003. Un lujazo. Por cierto ¿qué hago con los VHS? ¿Los vendo o los regalo?

ONDA CÁDIZ. Clasificatorias y cuartos disponibles para los que vivimos fuera de la provincia de Cádiz. Calidad de imagen y fácil acceso. Los planos tan dignos como los de la tele pública. Quizás las voces -de locutores- dejaban algo que desear, pero cumplieron con rigor aquello de que cuando suena la guitarra en el escenario hay que callarse. Se nota que son de allí. Sobresaliente también para ellos.

POLÍTICA DEL CARNAVAL. Aún existe esa mano negra en el Concurso. Merecedor de estar en la final fue el coro a pie de Javi Bohórquez y mucho me temo que no estuvieron por un letra de semifinales: "nos vemos en casa con la mujer viendo la final"... dijeron, como así fue. Estas cosas te hacen pensar mal de los directores de otras agrupaciones, que tienen un "gordo" peso específico en todo esto.

CAJONAZOS. Por el corto número de agrupaciones que han accedido -que no pasado- a la Final, el término "cajonazo" creo que tiende a desaparecer. No se puede considerar un cajonazo, sino más bien que no hubiera sitio en la final para determinadas agrupaciones. El corte que se ha dado no desmerece a los que han quedado fuera. Son buenos grupos, muy buenos grupos que otros años hubieran estado en el Falla en la gran noche. No es extraño, por tanto, que a la última noche de semifinales antes del veredicto del Jurado se le llamara "la noche de los cuchillos largos".

EL AMBIENTE DEL FALLA. De envidia pura y dura. Quizás sea el año en el que he visto al público más entregado desde el primer momento de la noche. Un gallinero de categoría con mucha gente joven. El que va al Falla cualquier día sabe a lo que va. De hecho, un cuarteto abandonó el concurso en clasificatorias por su bajísimo nivel. El público así lo quiso, cuando le dijeron desde el paraíso "¡cambia el cuarteto pa el año que viene!" y ellos no tuvieron otra ocurrencia que encararse con el respetable. No, cuarteteros, eso no es así. Aquello es Cádiz y las cosas son de otra manera. De todos modos, algunas butacas vacías en el patio -siempre las mismas cuando la cabeza caliente ofrecía ese plano- durante la final. ¿De quién eran esas entradas? Y por cierto... ¿cuando me pegaré el lujazo de estar un año allí?

MIS AGRUPACIONES.
En comparsas "La pensadora gaditana" y "Los comparsistas se la dan de artistas". La primera de ellas fue finalista. La segunda no llegó.

En chirigotas me quedo este año con "Más p´allá que p´acá" del Love, el Cabra y Manolito Cornejo por cómo se metieron en el tipo y con el genial Selu y "Los enteraos".

En coros, tal como he dicho antes, el coro a pie de Javi Bohórquez "El maravilloso mundo de Cadilandia" y "El Coro del Futuro" de Miguelez.

De cuartetos no opino.

Con esto no quiero decir que el resto no me gustara; es más, he de alabar las letras del Canijo, con un excelente popurrí, la presentación del Yuyu, la puesta en escena de Kike Remolino o la espectacularidad del coro de Rivas y Pardo. Pero si se trata de elegir me quedo con lo dicho.

UNA MÚSICA. Toda la música, absolutamente toda, de Tino Tovar para "Las muchachas del congelao". Casaba con el tipo a la perfección.

UNA LETRA (O DOS). Para llorar -aquí se me ve el plumero- el pasodoble a la adopción de "La pensadora gaditana" en la final. Como original, el cuplé de "Los enteraos" recordando a la chirigota del año 92 (gran pelotazo) "El que la lleva la entiende" (Los borrachos", para los no iniciados)

UN ESTRIBILLO. "Bocaíto, bocaíto, bocaíto, bocaíto".

UN TIPO (O DOS). "Los mákina". Un lujazo. ¿Se puede ser más original?. "Las muchachas del congelao", no solo por su atuendo muy trabajado, sino por hacerme creer la primera vez que los vi que alguno de ellos eran "ellas". Y el nombre, como diría Manzorro, "de gran categoría": les esperaba vestidos de dependientas de una tienda de congelaos o de algo similar, pero nunca como princesas de Disney.

... Y CÁDIZ. Mil versos y besos para esa ciudad, a la que tanto quiero. ¿Qué sería de mi sin ella y sin su Carnaval?




lunes, 16 de febrero de 2009

¿REINSERCIÓN SOCIAL?

Del Diccionario de la Real Academia Española
Reinserción: f. Acción y efecto de reinsertar.
Reinsertar: tr. Volver a integrar en la sociedad a alguien que estaba condenado penalmente o marginado. U. t. c. prnl.



Que la cárcel es un lugar no para el castigo sino para la reinserción social es algo que, en pleno siglo XXI, cae por su propio peso.

Que la Justicia, a veces lenta, como tal está impartida por hombres y mujeres -con sus humanos errores y aciertos- es otra de las reglas del juego en el que todos estamos inmersos, por mucho que las decisiones de la judicatura nos produzcan en ocasiones ardor de estómago.

Que todos somos igual ante ella -que a todos nos trata por igual- y que las normas o leyes no discriminan a nadie es también algo que está bajo el techo en el que vivimos.

Y que las leyes están hechas por hombres supone, por tanto, que deben existir lagunas que se me antojan difíciles de llenar con la letra escrita, porque cada caso, cada momento y cada persona es un mundo y todos deben regirse por normas comunes.

Me encantaría poder escribir desde la perspectiva legal y dejando aquí una lección de derecho digna de cualquier catedrático universitario. Pero, lamentablemente, solo tengo la licenciatura -ni tan siquiera el doctorado- en la carrera del Sentido Común y meterme en un jardín jurídico del que no sé salir puede ser peligroso. Sigo escribiendo a costa de que sé que lo que va a seguir saliendo de mis dedos puede no ser todo lo justo u objetivo que debiera. Pero al menos es lo que sale de mí. El sentido común que a veces puede ser el menos común de los sentidos.

Pienso en Marta del Castillo cada vez que siento sobrevolar el helicóptero por encima de mi lugar de trabajo, a un tiro de piedra del Charco de la Pava. Así llevamos todo el lunes. Y pienso en estos días, sobre todo en estos dos últimos, si Marta del Castillo tuviera otro apellido, no ya el de mi familia, sino el de cualquiera de mis amigos que tienen hijos de esa edad, esos niños que conozco casi desde que nacieron. Y el cuerpo me produce un escalofrío.

Un individuo que comete un crimen como el que todos tenemos estos días en la cabeza; que se deshace del cuerpo con total impunidad; que mantiene una escalofriante frialdad durante 21 días; que destroza una vida que comenzaba a casi caminar sola; que marca para siempre -sí, para siempre- a una familia, a un barrio, a una ciudad… Un individuo que no aprecia a la vida, ni la suya ni la de los demás, que no le da sentido a lo que es la VIDA y la MUERTE, que con sólo 20 años -sí, sólo 20 años- es capaz de todo esto, no puede por más que lo intente, volver a vivir en paz, ni con él ni con nosotros. Para él, el concepto reinserción social no puede ni debe existir. Hay mucho daño, odio, resentimiento, dolor… ha provocado tanto sin que nadie se lo pidiera…

“De este individuo yo no me voy a quedar con que es un desgraciado que no ha tenido una familia normal, no señor, este individuo es un asesino”, me decía alguien esta mañana a través del e-mail. Y créanme si les digo que la autora de esta afirmación está lejos de cualquier duda en cuanto a su moralidad. Es tan solo es una madre, joven y que tiene los pies en el suelo.

Nadie me escuchará pedir la pena de muerte nunca, porque ningún hombre puede disponer de la vida de otro y porque así nos igualaríamos a estas alimañas humanas. Pero Miguel C. D. y los que son como él y han actuado con él no pueden vivir NUNCA MÁS entre nosotros. Sí, lo siento por decirlo con esta dureza, pero este tipo de personas están “averiadas” y no pueden convivir con los que, de algún u otro modo, funcionamos correctamente. No quiero ser pájaro de mal agüero, pero todos sabemos los pasos que a este tremendo sucedo le quedan por dar: hallazgo del cadáver, autopsia, determinación de la muerte, juicio, exámenes psicológico y psiquiátricos de los imputados, condenas…

…y buena conducta en la cárcel del asesino, que a los ocho-diez años puede estar en la calle.

Sabemos que esto es así, que de una condena de 30 años de reclusión, este individuo podrá llegar a cumplir no más de diez. ¿Se imaginan a este tipo, con lo que es ya, con solo diez años más de edad encima -más joven que lo que yo soy ahora- y con la experiencia de diez años en el talego? No me hablen de reinserción, por favor. Dentro de diez años este tipo es una bomba de relojería suelta por la calle.

Por eso, una vez más -ya es la segunda vez que lo pido desde este blog- las condenas en las que exista la sangre de por medio deben cumplirse de forma íntegra. Los veinte años de edad de este individuo ya son todos los que tenía que haber vivido en libertad. Si la justicia le condena a 30 años de reclusión, pues que salga a la calle con el medio siglo, que entonces es posible que tenga la cabeza asentada. Pero nunca antes.

No quiero que tipos como estos anden por la calle, por las mismas calles que andan los que llevan el mismo apellido que yo; por las mismas calles que andan los hijos de mis amigos; por las mismas calles que andan la gente a la que quiero; por las mismas calles que andará mi hija…




…por las mismas calles por las que andan tantas y tantas martas del castillo a las que no conozco ni conoceré nunca.

miércoles, 4 de febrero de 2009

MI AGENDA HOY

Llevo desde hace 15 años utilizando la misma agenda en el ordenador: la del paquete Lotus. En la misma anoto todos lo relacionado con mi trabajo. Cada mañana lo primero que hago es abrirla y saber qué tengo para el día, que hay pendiente, y así me pongo a funcionar. Lo cierto es que no podría vivir sin ella.

Junto con los asuntos laborales, también tengo en la misma toda mi agenda de contactos, que puede rondar sobre las 1.500 entradas: nombres y apellidos, teléfonos -fijos y móviles- correos electrónicos, direcciones, webs... en suma, anotaciones de todo tipo. No sé qué sería de mí si perdiera esto.

Como verán, puedo decirles qué hice cualquier día del año desde 1994 hasta el momento, sin prácticamente margen de error.

Pero, además de todo esto que se ciñe a lo estrictamente profesional, anoto en la misma asuntos de carácter personal de cierta importancia.

Hoy ha sido uno de esos días en lo que he realizado una anotación personal, en letra de mayor tamaño y negrita.

Hoy hemos conocido que el Centro de Adopciones de China ha dado luz verde a nuestro expediente. Ese era el último trámite que teníamos que pasar ante las autoridades de ese país.

Como comprenderán, el día a pesar de la lluvia caída, ha sido realmente luminoso para mi mujer y para mí. Ya lo tenemos todo aún más cerca. Tan sólo nos resta esperar un poco más para emprender el viaje de nuestra vida. Un viaje al que iremos dos y volveremos tres.

Era el trámite al que más temíamos. El chino de turno podía decir aquello de "le falta a usted un papel" o "este documento ha caducado" y hubiéramos tenido que volver a la casilla de salida, esa que se nos antoja ahora tan lejana en el tiempo. Esa de la que ya, a estas alturas, casi ni nos acordamos. Y sólo han pasado dos años. Quizás los más largos, pero todo en la vida tiene un principio y un fin. Y ahora estamos en el principio del final, de lo que será el grandioso, ilusionante y tan esperado final.

Nuestros teléfonos no han parado hoy, porque hemos querido compartir esto con muchas personas a las que queremos y de las que sabemos que se han alegrado tanto como nosotros. Uno casi me ha llorado de la emoción por el teléfono, no podía ser otro que su futuro padrino (sí, compadre, si la quieres hacer rociera, adelante, porque en tus manos estará mejor que en las de nadie...).

Ahora que he llegado del trabajo a casa, esperaba que algo más de tranquilidad reinara en nosotros, pero es el teléfono fijo el que está sonando a cada momento. Bueno, estas cosas son así y así queremos que sigan siendo. Nos quieren y eso es buena señal.

En nosotros dos hoy sólo resuena una frase:


YA QUEDA MENOS






PD.: Estamos en fechas de Concurso del Carnaval y llevo todo el día tararenado la misma copla (*), que acaba así:


No sé que me traerás
debajito de tu brazo:
si un premio de Carnaval,
si alegrías o calvarios.

Lo que traigas, llevaré;
lo que lleves, tomaré;
pero ¡bienvenida seas!
Yo te cuido, duermete:
a la ea, ea, ea.



(*) Antonio Martínez Ares. Comparsa "Los Piratas". 1998.

domingo, 1 de febrero de 2009

EL LIBRO DE MI CABECERA (III)


LOBBIES
Cómo funcionan los grupos de presión españoles

Son muchos los libros que pasan por mi cabecera de la Editorial Temas de Hoy, quizás en mi afán por averiguar qué pasó en un determinado momento de la historia de España o -como es el caso- conocer más a fondo algún tema o asunto de actualidad.

Este libro que acabo de terminar, del que ya hablé en una entrada cuando lo adquirí en la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión, aborda en profundidad cómo las medidas que suele tomar un Gobierno o una Administración no se deben a la casualidad, sino que están influenciadas por estos grupos de presión -los llamados lobbies- para que estas medidas beneficien a sus clientes.

En España, al contrario de lo que pasa en otros países como Estados Unidos -precursor de estos grupos-, Francia, Reino Unido o Alemania, los lobbies no están regulados, sino que se camuflan bajo las agencias de comunicación y relaciones públicas. Sería conveniente y necesario que en nuestro país existiera una regulación de los mismos, ya que entre éstos y el tráfico de influencias existe una delgada línea... oscura.

En el libro se recoge el "poder" de grupos económicos y empresariales, relacionados directamente con los partidos popular y socialista, el imperio Polanco, los numerosos bufetes de abogados dedicados a estas prácticas, el poder de los catalanes desembarcados en Madrid, los muy conocidos hermanos Ansón y personajes como Adolfo Suárez, Fernández Tapia, Lalo Azcona, Josep Piqué, Javier de la Rosa, Antonio Navalon o Mario Conde. Incluso se dedica un capítulo al lobbi real.



EL AUTOR

Ramón Tijeras es doctor en Periodismo, habiendo prestado sus servicios en Tiempo, Cambio 16, El Globo y Tribuna de Actualidad. Es autor de libros como Abogados de oro, La revolución de los jueces y Las sagas del poder. En la actualidad trabaja en la radio digital de El Mundo. En el libro dibuja un panorama inquietante, pero muy esclarecedor, sobre las secretas prácticas de estos grupos de presión, acompañado de abundante documentación inédita.




Editorial: TEMAS DE HOY
Diseño de cubierta: Juan Pedro Rada
Foto de Cubierta: Alfonso Zubiaga
Composiciçon: J. A. Diseño Editorial, S. L.
Impresión: Printing Book, S. L.
317 páginas