martes, 28 de abril de 2009

BRINDEMOS

Mañana miércoles será el segundo día de Feria. Y como la virtualidad de los blogs llega a los terrenos más reales que yo jamás me hubiera podido imaginar, quiero hacerles una propuesta desde esta ventana. Una propuesta quizás un poco egocéntrica, pero alguna vez tendría yo que mirar un poco para adentro, no solo se va a hablar aquí de los demás.

A lo que vamos. Les propongo que, estén donde estén, si es en la Feria mejor, a las 3 en punto de la tarde levanten su copa y brinden por este blog, ya que mañana cumplirá sus primeros 2 años de vida. Y nació a esa hora aproximadamente, a las 3 de la tarde.

Fue efectivamente un domingo 29 de abril, domingo de Feria de 2007 para más señas. El porqué abrí este blog ya lo he explicado en numerosas ocasiones y no es cuestión ahora de repetirlo.

Por eso, quiero brindar -haciéndoles partícipes a todos ustedes- por esta bitácora, tan mía como suya. Por las muchas satisfacciones que me lleva y nos lleva dadas. Y como estoy seguro de esto que digo, por ello les invito a que levanten su copa, qué mejor sitio si puede ser que el Real de la Feria para hacerlo, y que dejen en los comentarios su brindis, para que todos disfrutemos del mismo.

Más de 34.000 visitas, las cuales hoy desde aquí agradezco una a una.

Mañana levantaré, a las 3 en punto, mi copa de manzanilla por este blog y por ustedes, que son los que lo mantienen con sus visitas y sus comentarios.

… por aquellos/as que no se atreven a escribir, pero que me mandan sus mensajes por e-mail.

… por los estudiantes de medicina que llegaron hasta aquí buscando “partes del oído”. Lamento haberos hecho perder el tiempo.

… por los que quisieron encontrar aquí la música de Cádiz y su Carnaval y sólo encontraron la crónica de los días.

… por los spams que han llegado alguna que otra vez en forma de comentario. Se nota que estoy vivo.

… por la gente de las cofradías, que quizás no entiendan cómo escribo de la Semana Santa.

… por aquellos a los que les tuve que borrar mensajes. Se habían equivocado de sitio.

… por los que me copiaron sin citar la fuente o aún citándola.

… por los que nacieron y escucharon palabras de este blog en su bautizo.

… por los que se fueron para siempre y se quedó su recuerdo en alguna entrada. Mi madre, la primera de ellos.

… por los de Cazallla que repartieron fotocopias de un post.

… por las señoras del café, sus parejas y sus hijos, que se obligan todos a leerme cuando son avisados. A todos les ha picado “el bicho” (o “la bicho”) de este blog.

… por los que me agradecieron unas torpes líneas de los muchos homenajes que se han hecho sin buscar ninguna gloria, tan solo justicia.

… por los que leen este blog en papel, porque no son amigos de los ordenadores. Son más de los que parecen.

… por aquellos a los que, sin querer, he insultado o les ha sentado mal algo de lo aquí dicho. Les envío mis disculpas.

… por una alicantina de Ibi que vive en Sevilla y trabaja en Córdoba (¡que lío!), que cada viernes tiene una cita conmigo aquí en la red.

… por los que no entendieron algún post de este blog y me malicio en pensar que lo malinterpretaron a conciencia.

… por los que sé que han llorado de alegría, de escalofrío, de emoción, pero nunca de tristeza.

… por aquellos que me dicen que me leen sin yo saber ni siquiera si conocen el mundo de los blogs.

… por la América Latina. No sabía que allí se me leía tanto.



Y por supuesto…

Por un aguador que refresca mi garganta con su agua fresca y que me envenenó hace dos años. Por una gata que anda por los tejados de mi vida. Por un general sin caballo que me enseña la ciudad más desconocida. Por un callejón lleno de huellas en sus adoquines. Por la calle Orfila que cada Miércoles Santo es puerto de un barco con un olivo. Por el barrio del Porvenir y los amigos que allí conservo. Por una dama de nombre sevillano y aromas de bonanza. Por lo natural de mi hermano el poeta. Por la Cava, la de los civiles y la de los gitanos. Por un viajero que no abandona nunca a esta ciudad. Por un veterano periodista y su voz inconfundible de retransmisión de toros y pasos. Por un cabezota que sigue sin remedio. Por el único actor que conozco. Por Herodes, que es más buena persona que el de verdad. Por un tabernero de Triana, con arte a raudales. Por mi hermana, enganchada de esto por mi culpa. Por el que nos contó la satisfacción de tener al Pregonero en su casa. Por mi cuñado, que aún casi sigue de estreno. Por el contador de cosas de la vieja Híspalis. Por Ignacio Díaz que a nadie deja indifernte. Por una Canina muy peculiar. Por tantos otros blogueros a los que enlazo y que me enlazan y que han visitado y opinado alguna vez en esta casa.

… por los que llegaron hasta aquí un día por pura casualidad y no han vuelto a entrar nunca. No saben lo que se pierden.

… por la estrella de mi suerte, a la que le robo horas de convivencia por escribir aquí.

… y ¡por mí, qué coño! Que para eso soy el amo de todo. (Esto es solo una pincelada de humor).


A todos y a los que se me olvidan pero que sé que están ahí.


GRACIAS, INFINITAS GRACIAS.


Va por ustedes.



Foto: de la web de Julio Domínguez Arjona "La Sevilla que no vemos"

viernes, 24 de abril de 2009

CARTA ABIERTA A MI CONCIUDADANA DOÑA PILAR BARDEM

Distinguida conciudadana:

Sean mis primeras líneas de sincera felicitación porque como todo el mundo sabe, desde el pasado 17 de abril, está aprobado por el Pleno del Excmo. Ayuntamiento, la rotulación de una calle de nuestra ciudad con su nombre. Créame si le digo que me alegro mucho por usted y por este hecho.

Esto ha servido para que, entre otras cosas, tipas y tipos medio analfabetas y analfabetos como yo nos enteremos que usted nació en Sevilla. Era un extremo que desconocía, quizás porque las muchas veces que usted nombra a esta ciudad en sus intervenciones públicas -todas como bien sabemos de un remarcadísimo carácter cultural- o quizás las innumerables veces que la visita, yo no estuviera atento a lo importante de verdad, a la más rabiosa actualidad y me perdiera en otros asuntos que no tienen importancia. Dicho esto, ruego aprovechando estas líneas para que disculpe mi despiste.

Me ha parecido muy apropiado el cambio en la calle General Merry, sobre todo después de haber escuchado las explicaciones del Excmo. Sr. D. Antonio Rodrigo Torrijos, en las que fundamentaba este cambio por el oscuro pasado de quien fue Francisco Merry Ponce de León. Así se lo escuché al Excmo. Sr. Rodrigo Torrijos en la televisión hace unos días y así lo creí a pie juntillas, como no podía ser de otra forma.

Gracias a esta aclaración del excelso edil, pude salir de otra de mis ignorancias -son tantas…- , ya que creía que el “General Merry” al que homenajeaba la calle se refería a Pedro Merry Gordon, capitán general de Sevilla en la transición; como así tengo la referencia que lo mismo le sucedió al Excmo. Sr. Rodrigo Torrijos. Claro que su sapiencia, su clarividencia y sus conocimientos -de los que estoy a tantos años luz- le hicieron rectificar en muy poco tiempo y así nos pudo brindar, una vez más, una magistral clase de historia, tan necesaria en personas de escasos conocimientos históricos o culturales de esta ciudad como yo. ¡Somos tantas y tantos y tanto le debemos…!

Porque, querida conciudadana, sepa que hay mucha maliciosa y mucho malicioso suelto por esta ciudad, que no ven en el perfil del General Merry lo mucho malo y perverso que ha aportado a nuestra querida y pluralista ciudad de Sevilla. Según he podido conocer a través de diversas páginas de internet, este señor fue un general, allá por la segunda mitad del siglo XIX, que nació en 1872 y murió en 1971, a los 99 años. Fue militar de Caballería y participó como combatiente en la guerra de la independencia de Cuba, donde fue ayudante del General Weyler. Llegó a general y tuvo su destino en Jerez de la Frontera. Y cuando estalló la Guerra Civil española era ya mayor, estaba retirado y según dicen sus más acérrimas y acérrimos allegados, era agradabilísimo, conocidísimo y muy querido en Sevilla y sólo se ponía el uniforme de general retirado de Caballería -con botas altas, casco y plumas- para asistir a las bodas como testigo. Como comprenderá, estos son extremos que tengo que poner en tela de juicio tras conocer que el Excmo. Sr. Rodrigo Torrijos sabe, a ciencia cierta, que ya de anciano conspiró activamente para provocar y participar en la Guerra Civil.

¡Por Dios -con perdón- es injusto que tuviera alguien así una calle en esta ciudad, la ciudad del futuro, la ciudad de la pluralidad, la ciudad de las personas, la ciudad que rinde tributo a la Memoria Histórica de forma ecuánime!

Por tanto, bienvenida sea usted al callejero de la ciudad, ciudad que me consta siempre ha llevado en el fondo de su corazón. No me cabe la menor duda que en la ya cercana Feria de Abril volverá usted por esta tierra a la que ama sin tapujos, querida conciudadana, y vestirá su traje de faralaes para pasear por el Real de la Feria junto con sus conciudadanas y conciudadanos. Desconozco ese dato, pero estoy seguro que incluso tiene caseta propia, que tendrá abierta a todas y todos los que queramos entrar.

No quiero terminar esta carta sin destacar su ingenio, ángel, gracia, sal y donaire por la expresión manifestada al serle comunicada la noticia de la rotulación de una calle -más que calle ¡una gran avenida!- de esta nuestra queridísima ciudad: “En algún sitio hay que nacer...”. Yo es que me troncho con su fino ingenio, único solo en aquellas y aquellos que pueden presumir de sentirse sevillanas y sevillanos de verdad, como le pasa a usted, mi querida conciudadana.

Reciba un cordial saludo de este su conciudadano, desde ahora uno de sus más fieles seguidores y admiradores.




PD.: Le dejo aquí un enlace de la Wikipedia, en concreto de la página donde aparecen personas que, como usted querida conciudadana, han nacido en esta ciudad. Como verá hay muchos que aún no tienen una calle pero, desde mi ignorancia supina, pienso que sin duda no serán como usted, querida conciudadana, y no habrán hecho nada por esta ciudad. Consúltela, es muy interesante.

Enlace: SEVILLANOS EN LA WIKIPEDIA

domingo, 19 de abril de 2009

UN ABURRIDO FIN DE SEMANA

Ustedes conocerán al igual que yo, a personas que tapan y ocultan su edad. Tanto señoras como señores que no dicen su fecha real de nacimiento ni al médico; que evitan enseñar su carné de identidad por aquello que se sepa el año de nacimiento y que si pudieran, en los impresos de este documento, mentirían a conciencia por restarse años. Sé del caso de una señora -verídico, como diría Gandía- que no ha ido nunca a votar por temor a que la presidencia de su mesa electoral tuviera la curiosidad de volver el documento y ver realmente en el año que nació.

Me parece absurdo y fuera de lugar, porque los años vividos son simplemente eso, años vividos: con mayor o menor suerte, siendo más o menos felices, teniendo más o menos, siendo más o menos querido o habiendo amado más o menos. Pero al fin y al cabo la vida de uno mismo precisa de la dignidad de llevarla dignamente (valga la redundancia) y aquel que reniega de su vida, de alguna forma está renegando de él mismo.

La edad del cané de identidad no deja de ser un dato. Hay “viejos” nacidos en 1980 así como “jóvenes” que incluso vivieron la Segunda Guerra Mundial. Se trata más del espíritu con el que se sobrelleva esa fecha. Vamos, que se trata más de cómo nos sintamos y cómo actuemos, locuras aparte, y por supuesto lo que transmitamos a los demás.

No he tenido ocasión nunca de celebrar mi cumpleaños con una fiesta. No por nada especial, sino tan solo porque no se ha propiciado la ocasión. No duden que una persona como yo -quienes me conocen saben que me gustan las cosas bien organizadas y pensadas con tiempo- lo tiene en la cabeza. Y hoy, sin que venga a cuento de nada, les voy a contar lo que me gustaría hacer, llegado el momento en que me planteara hacer algo que rozara la perfección. Sí, soy un pretensioso, pero así me parieron y así voy a seguir siendo.

Para empezar, me buscaría un lugar en el que no molestara a los vecinos. Incluso sopesaría la idea de que hacerlo fuera de Sevilla, en alguna aldea donde todo fuera más rural, donde por ejemplo las calles no estuvieran ni asfaltadas. Una casa bien grande, que como no la tengo tendría que perdirla prestada a alguien, que ejerciera de anfitrión de lujo a mi lado. Con esto salvaríamos el primer escollo de las molestias a los vecinos. Que mis amigos tuvieran la posibilidad de dormir en ella o en hoteles cercanos, por evitar que cogieran el coche con una copa de más.

Mi cumpleaños duraría todo un día: empezaría a mediodía y acabaría por la noche. Les ofrecería a mis invitados un almuerzo en pie, a base de viandas sencillas para no equivocarme en los gustos. Comida que a todo el mundo en general le gustara: tortillas de patatas, ensaladilla, papas aliñás, queso, jamón, etc. Y botellines de cerveza para evitar los vasos, aunque no dejaría atrás el cristal de los catavinos para los que les gusta la manzanilla. También introduciría un plato fuerte que llenara los estómagos, como por ejemplo unos garbanzos. Y para terminar algo dulce pero a la vez sencillo. ¿Unas fresas naturales con leche condensada, por ejemplo? A partir de este momento, serviría copas largas… hasta que el cuerpo aguante.

Intentaría llevar a mi cumpleaños a gente que supiera cantar, tocar la guitarra, la caja e incluso el aro. Y dejaría que la fiesta discurriera por si sola. De todos modos no estaría nada mal tener a alguien pinchando música. Música de esa de la que todos nos acordamos, aquella música que escuchábamos de jóvenes en las fiestas del Instituto San Isioro. Y sevillanas antiguas de los Marismeños, nada de tragedias de Ecos del Rocío. Esa música que es siempre así de buena. Y ya puestos pues añadiría un micrófono, por si alguien de mis invitados se atreve a cantar. Evitaría montar un escenario, y si alguien quiere tener su momento que se suba en una silla o lo haga en medio de los demás.

Como mis amigos serían generosos conmigo, montaría en una habitación de esa supuesta casa una exposición con todos los regalos que me fueran haciendo. No crean que esto sería para presumir de ellos, sino para materializar de alguna forma el cariño que mis amigos me tienen.

Ni que decir tiene que mis amigos vendrían con sus hijos: toda la casa llena de niños, que suelen ser la alegría de estas cosas. No soy de aquellos que se sienten molestos por la presencia de los niños, siempre que sean niños -o jovencitos- y que actúen como tales. Claro que encontrar a un “personal menudo” a los que les guste cantar y bailar como a los mayores es bien difícil. Ya no creo que hoy día existan niños y jóvenes que canten sevillanas y que se saquen a bailar entre ellos mismos o que provoquen a sus padres a eso. Esto si que es una utopía.

También me gustaría que mirara a donde mirara siempre viera la sonrisa de mis invitados, e incluso descubriera la faceta divertida de alguno de mis amigos que se hubiera excedido con la manzanilla. Ojo, que he dicho divertida, nunca malage. E incluso la complicidad de la mirada de su más allegada conmigo… y con eso reirme más. Y si hace falta o llega el momento, hasta que bailara con mi mujer, si ella se deja, claro.

Pero sobre todo que todo el mundo hiciera lo que quisiera: que los “jartibles” de cofradías hablaran de Semana Santa sin ser la época; que los rocieros entraran en discusiones sobre cosas del camino; y que a aquellos que no quisieran bailar o cantar -como me pasa a mí en saraos de este tipo- se les respetara y no se les obligara a nada de esto.

En líneas generales esto es lo que me gustaría hacer si un día me decido celebrar mi cumpleaños. Aunque ahora, releyendo estas líneas, creo que es imposible. Es imposible porque todo no puede salir bien a la vez.

Sin duda, como comprenderán, estas líneas han sido solo por escribir algo hoy domingo y actualizar mi blog. Me ha dado “la neura” de inventarme todo esto. Hay algunas veces en las que uno está cansado de un fin de semana en el que ni tan siquiera ha salido de casa y en el que no ha hecho nada especial, pero la obligación de actualizar esta página es la que manda.

Espero no haberles aburrido mucho con todo esto, que no se de donde ha salido.

Habrá sido fruto de mi imaginación.



O no.




martes, 14 de abril de 2009

NO OFENDE QUIEN QUIERE

Albert Riba es el portavoz de la UAL, o lo que es lo mismo, la Unión de Ateos y Librepensadores. Sería muy fácil comenzar este post diciendo que tiene toda la cara de un sayón (con gafas) de Castillo Lastrucci, pero el hombre no creo que ni llegue a eso. Este señor es el que nos quiere meter en la ciudad los llamados autobuses ateos, aquellos que cuelgan un mensaje que dice “Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta la vida”. Pues muy bien. Adelante con los faroles.

Tras el primer rechazo natural que me produjo la idea, la he ido madurando y cabrearme o tan siquiera preocuparme me parece lo más estúpido que puedo hacer en mi vida. Y me explico.

Por un lado, estamos llamando “el autobús ateo” a un vehículo que habitualmente lleva publicidad de alguna marca o producto. Por esa misma regla de tres, a aquellos autobuses que publiciten una clínica dental ¿cómo hemos de llamarlos? ¿el autobús de los dentistas? ¿o quizás el autobús odontológico? Como verán, el argumento se cae solito. Un autobús no puede ser ni ateo ni creyente. Lo podrán ser las personas que van en su interior. Y les aseguro que si me tengo que subir en alguno con ese mensaje lo haré sin reparos. Hasta ahí podíamos llegar.

De otro lado, la inversión de este grupo va a ser de entre 1.000 y 3.000 euros. Tentado estoy de llamar a un colega de profesión que tengo en Clear Channel, la concesionaria de la publicidad de Tussam, para que me aclare cuánto tiempo durará y en cuántos autobuses veremos la frasecita de marras, pero con esa inversión no creo que minen la ciudad con su mensaje durante mucho tiempo. Una asidua lectora de este blog, que trabaja en una importante agencia de publicidad, puede corroborar este extremo: 1.000 o 3.000 euros para una campaña de publicidad es pura “chuchería”.

Asimismo, en el contrato que Clear Channel mantiene con la empresa municipal se establece que la misma debe tener “un fin mercantil o comercial” y visto lo visto se trata de difundir una idea, nada por tanto que se pueda adquirir a través de una transacción mercantil. Espero que este extremo lo contemple el susodicho Sr. Riba. ¿A qué no había pensado en eso el sayón de Castillo?

Y por último, hay que reconocer que la idea no es nueva, ya que la inexistencia de Dios es algo que tenemos a nuestro lado, en la calle y en el día a día. No por ello, al menos yo y muchos de los que conozco, vamos a perder dosis de fe o nos vamos a volver ateos. Los que lo tenemos claro, lo tenemos claro. Además, con lo cercano que está lo que hemos dejado atrás, baste decir que los creyentes no ponemos autobuses en la calle. Sólo ponemos barcos…

Por eso, a los autobuses de Tussam le pueden poner lo que quieran. Lo leeré y le prestaré atención o no. Si se trata de una feria gastronómica que se celebra en Fibes, no les quepa la menor duda que lo leeré con atención en los semáforos, sobre todo si hay degustaciones gratuitas de productos serranos. Si lo publicitado es un gimnasio para conseguir músculos todopoderosos (esta tarde he visto uno así) pues lo cierto es que me fijaré poco.

Y cuando vea “el autobús ateo” circulando por la calle, por supuesto que también lo leeré con atención: “Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta la vida”

Aunque “probablemente” que al ir conduciendo, no lo lea del todo bien: “Rotundamente Dios existe. Deja de preocuparte y disfruta la vida”




PD.: Pensándolo bien, “probablemente” una suscripción popular… un eurito por barba… mil personas o más… una fotito… alguna frasecita con guasa… “Pero como Tú ninguna” en el C1… “Reina, Madre y Capitana” en el C2… No me digan que “probablemente” no lo han pensado como yo. Y no me mientan, guasones, que Dios existe…





domingo, 12 de abril de 2009

VÍSPERAS DE CORAZÓN

Quiero seguir soñando con el respiradero de la Amargura, tan cerca de nosotros y con tan poco público; con la Estrella revirando en Rioja; con los saludos del primer día; con la juventud incipiente de Alberto y sus ganas de cofradías; con la calma de los años de Tote y sus ocurrencias; con mi nazareno guapetón de la Borriquita; con los penitentes del Amor.

Quiero seguir soñando con Triana por la Avenida, en un valiente izquierdo por delante de Caifás; con la bocina de la calle Santiago; con el acompañamiento del preste de Santa Marta, niños que vemos crecer, fijador en el pelo y granos en la cara; con el diputado de penitentes, que lo hace todo bien, hasta guisar una merluza que sabe a gloria bendita; con la mirada del Señor de las Penas; con los seráficos de la Vera+Cruz; con las chicotás del Polígono; con madre coraje y el pasaje del niño perdido.

Quiero seguir soñando con mis cruces, que de algún modo son las vuestras porque me ayudáis a llevarlas con dignidad.

Quiero seguir soñando con la valentía de los guardabrisas de San Bernardo; con la torería del Arenal, hecha hermandad de barrio en la Avenida, que por algo se saluda con garbo a los amigos sin perder la clase mamada en los años; con el olivo que se mece al aire (¡qué importa la hora!); con las monjitas reporteras (sí, reporteras y no reposteras);

Quiero seguir soñando con la mujer que enamoró a un Rey y me enamora cada año; con el jarabe que alivia la congestión nasal; con las primeras plumas de la Resolana a las cinco de la tarde; con la copa larga (lo cortés no quita lo valiente); con los Cuesta, que han vuelto y ya son más; con la mantilla del futuro; con el Paracetamol redondo o alargado.

Quiero seguir soñando con Roma, con Claudia, con Poncio, con el del periódico, con Juanita Reina y con mi padre; con el fiscal del Señor; con el capataz del Silencio; con una bolsa de Hello Kitty; con la maleta que llevaré muy lejos para el avituallamiento (tuya será, Mercedes… ¿hay manos mejores?); con los ojos de la Esperanza a la que no vi pero imaginé en otros ojos nerviosos por absurdas avalanchas…

Quiero soñar con el nombre redondo y con la joroba del Hijo de Dios; con las tapas que me tomaré en el Club de Pesca cuando llegue el momento de calores; con un trono de oro y los aviadores que la custodian; con las piedras que sostienen las manos del mundo; con la hechura alta de su capataz, que me riñe cuando hablo de las mujeres; con unos boquerones de solera; con un hijo que casi descubre a su madre comiendo; con el esfuerzo sobrehumano de una nazarena de celeste vestida hoy de raso morado (¡que buena casta tiene la niña!); con una novia que acompaña a un costalero y le espera en los relevos; con un abrigo que me queda grande (ande yo caliente…); con la luz de El en la oscuridad de la calle; con una hamburguesa que jamás llegó.

Quiero seguir soñando con poder hacer con lo mío como lo han hecho en los Servitas: pensado y repensado, así les sale de bien; con la voz queda ante lo más rancio de esta ciudad; con la pandilla de niños que nos toman el relevo; con las nuevas nueras; con la luz en los ojos de mi mujer al ver a la Soledad; con el balcón de Toni, que se la acercó como nunca; con acertar y seguir a mi primer impulso (si hubiera ido al Museíto como pensé…);

Quiero seguir soñando con saber que están ahí, al otro lado del teléfono, y que a pesar de ser sólo una semana al año, nos quieren tanto como nosotros los queremos a ellos.

Estas torpes letras son para ellos. Escribo con prisas este final, porque por el teléfono me apremian.

Un post sin foto que lo adorne. No me dan más tiempo, me escriben mensajes. Me agobian. ¡Espera, coño!

Es verdad, están ahí, al otro lado de la red. Tan lejos y tan cerca. ¡Que felices somos en mi casa!

Ellos saben quienes son. Sin decir sus nombres ¿hace falta? Les juro que El de la Ventana los conoce. Le hablo mucho de ellos.



Nos vemos, quizás antes de lo previsto en las agendas y en un lugar tan impropio de nosotros como la Marisma… ¡Milagro de la Virgen!

Pensad que esto se ha ido, pero en nuestros corazones ya está cerca. Es lo que nos une. Simplemente porque creemos, sin necesidad de ver, aunque nos guste mucho lo que vemos.

Prepara los fiambres para los bocadillos, como antes. Y la bandeja de plata llénala de medallas, cordones negros y verdes y morados. Y viste tu salón, nuestra casa, de cuaresma. Compra algo dulce, que las galletas María no me hacen mucha gracia.



Ya es víspera.



La cita, el 28 de marzo de 2010. Domingo de Ramos.




Ya queda nada.

jueves, 2 de abril de 2009

AQUEL, AQUELLA

En poco más de unas horas, el sol de la primavera de una ciudad que vuelve a reinventarse, proyectará sobre el negro asfalto o sobre la pureza blanca de una pared encalada, la espigada sombra de un nazareno. Comienza entonces, al contemplar el andar presuroso de la primera de estas figuras que tanto nos dice, la fiesta de los sentidos.

El nazareno, tras Él y Ella, es el protagonista de esta fiesta de la fe. No lo será ni la música ni las flores; ni el incienso ni el azahar; ni las torrijas de La Campana ni las mediasnoches de Ochoa; ni las sillas ni los palcos; ni la calleja oscura ni la ancha avenida. Ni tan siquiera los costaleros y los capataces.

El nazareno. El más desconocido de los conocidos.

Aquel que, desde una Cruz de Guía va marcando un camino que cada año parece distinto, siendo idéntico en los lugares aunque nunca igual en los sentidos.

Aquel que, con su cirio al cuadril, alumbra la noche de una ciudad que guarda durante siete días en un duermevela de ensueño, viviendo la mejor pesadilla que nunca pudo soñar.

Aquel que, con insignia o vara, nos muestra la mejor artesanía de la ciudad, que en pleno siglo de las tecnologías aún sigue cincelando, bordando y dorando las manos del hombre.

Aquel que renuncia a las imágenes de sus devociones, a las que ansía ver cada año en la calle y de las que solo acierta a adivinarlas en las pupilas de aquellos que le hacen camino al andar.

Aquel que quiere imitar los pasos de Aquel al que sigue, cargando con una liviana cruz.

Aquel que, desde la soledad del tramo, no logra ni tan siquiera adivinar los sonidos de su pasocristo o su pasopalio.

Aquel que hace posible todo esto.

Porque ¿qué serían las cofradías sin nazarenos?

Veremos al primer nazareno y sabremos que ya todo es imparable. Que ha llegado el momento del júbilo, de la dicha desmedida, del llanto y la sonrisa, del sonido, del olor, de la oración y la promesa y de tantas y tantas cosas...

Por eso son estas líneas, las últimas antes de la gran fiesta, las que dedico… ¿al nazareno?

No.

Prefiero mirar unas horas atrás. Porque para ser y sentirse nazareno en Sevilla es preciso un milagro: el de las manos de una madre, de una esposa, de una mujer.

Aquella que ha guardado los imperdibles de un año a otro para recoger una cola.


Aquella que ha planchado la interminable capa y ha pegado escudo y botones.


Aquella que descose y cose dobladillos y mangas según le marcan las hojas del calendario de la vida.


Aquella que contempla desde el balcón la marcha del hijo de la mano del padre o del abuelo, camino de la Iglesia.


Aquella que, por voluntad propia, desconoce qué se siente bajo el antifaz de sarga, de ruan, de lana de merino o de raso.


Aquella que se esmera en el frugal almuerzo del gran día, que prepara la cena para el cansancio de la noche.


Aquella que vigila, sin ser vista, de entre la bulla la penitencia de los hombres de su casa.


Aquella que, generación tras generación, va tomando y pasando el testigo de este dulce rito de vestir al nazareno.


A ellas, porque así lo aprendí, así lo vivo y así lo transmitiré.

Y porque sí.

Las que de verdad hacen que esta ciudad se reinvente cada año. Las que nos hacen ser y sentirnos nazarenos de Sevilla, por la gracia de un solo Dios.

Ahora sí, ya ha comenzado la fiesta. La fiesta de todos. Muestren su felicidad como saben, incluso dejando escapar el llanto... ¿Habrá mejor Pregón de la Semana Santa que oir decir que ya lo que se quiere es llorar? Por lo que más quieran -nunca mejor dicho- sean felices y hágannos felices a los que estamos a su alrededor…

…y conscientes de que, un año más, sus manos han modelado el milagro: esta locura que llamamos Semana Santa.

Va por ustedes, señoras.

Feliz Semana Santa





PD. 1: Aviso para navegantes. Tras escribir estas líneas, no quiero que nadie se llame a engaño. Quien me conoce sabe que he defendido -y defenderé- a la mujer en la Hermandad y en la Cofradía, participando como parte activa de la misma vistiendo la túnica nazarena. Que nadie, por tanto, malinterprete el contenido de este texto.

PD. 2: Al igual que el año pasado, aquí se cierra este blog hasta como mínimo el Domingo de Resurrección. Lo siento, pero es que esta semana que entra tengo muchas cosas que hacer…