lunes, 18 de febrero de 2008

UN AÑO

Hoy el cielo ha amanecido gris, encapotado y nuboso, como si desde allí arriba no quisiera nadie ver lo que sucede aquí abajo. Seguro que ha sido cosa tuya, para no verme como esta mañana lazaba en mi cuello una corbata negra.
Ha pasado un año desde que te fuiste y la vida ha seguido su curso. Qué razón llevaban aquellos que, en los primeros momentos de dolor, nos decían como consuelo que hay que mirar hacia delante y que la vida ha de seguir. Lo mismo que las palabras de aquel sacerdote en la Misa que celebramos por tu alma, en la fría mañana de un mes de febrero, cuando hacía veinticuatro horas que habías dejado de regalarnos tu sonrisa a cambio de nada.
Efectivamente, todo sigue, pero muchas cosas no son iguales.
Hoy, cuando se cumple el primer año de tu ausencia entre nosotros, ya sabrás que nada ha cambiado en nuestras vidas, que no hay nada malo que contarte, tan sólo que te seguimos recordando: tus nietos crecen, tus hijos se van haciendo mayores, tu marido se mantiene con sus achaques… en fin, todo va como debe ir, salvo por el constante recuerdo que, en silencio, todos te tenemos.
Te fuiste sin avisarnos siquiera, aunque viéramos cerca tu marcha definitiva. Te fuiste sin hacer ruido, rodeada de los tuyos. Estoy seguro que si alguna vez lo pensaste, así querrías que hubiera sido.
Hoy recuerdo tu risa y tu sonrisa. Tu voz, tus manos, tus labios, tu pelo blanco… No me pidan que te imagine de otra forma. No quiero y no puedo.
Y de verdad te diría que no te echo de menos, porque te sigo encontrando cada día en el fondo de los ojos de una Mujer Morena de la Puerta de Carmona; en el jugueteo del viento con los marrones hábitos de las Hermanas de la Cruz, cuando cruzan las calles de esta ciudad para sembrar paz en el dolor de cualquier hogar (¡qué bien aprendí esta lección!); en el silencio espeso que aún resuena en mis oídos del remanso de paz de la Marisma, donde te quedaste para siempre.
Mañana amanecerá de nuevo. La vida seguirá y mi corbata volverá a ser de colores. Pero tu recuerdo seguirá vivo en mí, hasta el final de los días.




Un beso, mamá.

6 comentarios:

La gata Roma dijo...

Secándome las lágrimas, intento darte virtualmente, el mismo abrazo que te dí un martes, hace ya casi un año. El 2007 fué un año terrible, con muy mal comienzo. Últimamente también recuerdo mucho a Maiti, un año malo de principio a fin.
La vida sigue, y hay cosas que siguen con nosotros.
Un abrazo

Roberto Villarrica dijo...

Palabras del corazón para el amor más eterno que uno pueda recibir.

Un abrazo Miguel

amiga dijo...

Aunque ya ha pasado un año, yo la sigo recordando cada día que pasa, su sonrisa, su mirada perdida, su genio, su fragilidad .........
Pero te puedo decir que lo que más recuerdo fueron las seis llamadas que esa noche, al filo de la una de la madrugada, tuve que efectuar entre lágrimas contenidas pronunciando solo unas palabras.
Un beso

Reyes dijo...

Un beso, Miguel.

Reyes dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Carmen dijo...

Preciosas y sentidas palabras, tristes y ciertas.

La vida sigue, tú sigues...y ella también, seguramente guardando a los que quiere.

Saludos.