INTIMIDAD vs. INFORMACIÓN
Hoy se verá en un Juzgado de Toledo la solicitud presentada por Telma Ortiz contra un buen número de medios de comunicación. Pide al juez que inste a los medios a que “se abstengan de captar, publicar, distribuir, difundir, emitir o reproducir” instantáneas o imágenes suyas o de su pareja.
Los medios de comunicación, en la mayoría de estos casos, olvidan la Ley Orgánica 1/82 de protección al derecho al honor, a la intimidad y a la propia imagen. En esta Ley se especifica claramente que esto es posible siempre que se trate de “personas que ejerzan un cargo público o una profesión de notoriedad o proyección pública y la imagen se capte durante un acto público o en lugares abiertos al público”. Asimismo, rescato de un periódico lo que dice Leopoldo Abad, profesor de Derecho Constitucional en la Universidad San Pablo CEU: “Telma Ortiz podría ganar porque no tiene ningún cargo público ni ninguna profesión de proyección pública. Un actor, un futbolista o un cantante sí tendría que fastidiarse”. Abad explica que “el derecho a la intimidad y a la propia imagen es algo que uno se forja y Telma Ortiz no destaca por haber querido aparecer en los medios”. Blanco y en botella…
Pero por otro lado, no hay que olvidar el derecho a la información y la libertad de expresión. Álvaro Nieto, subdirector de Tiempo, defiende estos conceptos de una manera rotunda: “Imagínense que ha atracado un banco. Tendríamos todo el derecho a publicarlo. En el conflicto entre el derecho a la intimidad y el derecho a la información, hay una línea divisoria muy difícil de determinar, que suele dejarse en manos de los periodistas. Si su responsabilidad falla, siempre están los tribunales”.
Creo que aquí es donde está la clave: “que cada palo aguante su vela”. Me explico.
Todo pasaría por la integridad ética del informador, del periodista: saber hasta dónde puede llegar en su acoso a una persona o en el tipo de pregunta formulada. A partir de ahí, que fuera el propio periodista quien respondiera ante los tribunales y no el medio de comunicación, ante los posibles abusos cometidos. Claro que esto podría llevarse a cabo si en la Facultad de Comunicación las lecciones fueran bien distintas y los jóvenes recién acabada la carrera se enteraran que perseguir a un pseudo-famoso por una calle, por un aeropuerto o por cualquier otro sitio no es periodismo. Esos jóvenes, quizás sin saberlo, hacen de esta profesión, para mí la más bonita y apasionante que existe, un auténtico desprestigio, desde el momento que aceptan además un contrato de trabajo a saber en qué condiciones legales.
Por último, dejo una pincelada del Código Deontológico de la Asociación de la Prensa de Madrid. El punto 4 lo dice todo por sí mismo.
4. Sin perjuicio de proteger el derecho de los ciudadanos a estar informados, el periodista respetara el derecho de las personas a su propia intimidad e imagen, teniendo presente que:
a) Solo la defensa del interés público justifica las intromisiones o indagaciones sobre la vida privada de una persona sin su previo consentimiento.
b) En el tratamiento informativo de los asuntos en que medien elementos de dolor o aflicción en las personas afectadas, el periodista evitará la intromisión gratuita y las especulaciones innecesarias sobre sus sentimientos y circunstancias.
c) Las restricciones sobre intromisiones en la intimidad deberán observarse con especial cuidado cuando se trate de personas ingresadas en Centros hospitalarios o en instituciones similares.
d) Se prestará especial atención al tratamiento de asuntos que afecten a la infancia y a la juventud y se respetará el derecho a la intimidad de los menores.
Los medios de comunicación, en la mayoría de estos casos, olvidan la Ley Orgánica 1/82 de protección al derecho al honor, a la intimidad y a la propia imagen. En esta Ley se especifica claramente que esto es posible siempre que se trate de “personas que ejerzan un cargo público o una profesión de notoriedad o proyección pública y la imagen se capte durante un acto público o en lugares abiertos al público”. Asimismo, rescato de un periódico lo que dice Leopoldo Abad, profesor de Derecho Constitucional en la Universidad San Pablo CEU: “Telma Ortiz podría ganar porque no tiene ningún cargo público ni ninguna profesión de proyección pública. Un actor, un futbolista o un cantante sí tendría que fastidiarse”. Abad explica que “el derecho a la intimidad y a la propia imagen es algo que uno se forja y Telma Ortiz no destaca por haber querido aparecer en los medios”. Blanco y en botella…
Pero por otro lado, no hay que olvidar el derecho a la información y la libertad de expresión. Álvaro Nieto, subdirector de Tiempo, defiende estos conceptos de una manera rotunda: “Imagínense que ha atracado un banco. Tendríamos todo el derecho a publicarlo. En el conflicto entre el derecho a la intimidad y el derecho a la información, hay una línea divisoria muy difícil de determinar, que suele dejarse en manos de los periodistas. Si su responsabilidad falla, siempre están los tribunales”.
Creo que aquí es donde está la clave: “que cada palo aguante su vela”. Me explico.
Todo pasaría por la integridad ética del informador, del periodista: saber hasta dónde puede llegar en su acoso a una persona o en el tipo de pregunta formulada. A partir de ahí, que fuera el propio periodista quien respondiera ante los tribunales y no el medio de comunicación, ante los posibles abusos cometidos. Claro que esto podría llevarse a cabo si en la Facultad de Comunicación las lecciones fueran bien distintas y los jóvenes recién acabada la carrera se enteraran que perseguir a un pseudo-famoso por una calle, por un aeropuerto o por cualquier otro sitio no es periodismo. Esos jóvenes, quizás sin saberlo, hacen de esta profesión, para mí la más bonita y apasionante que existe, un auténtico desprestigio, desde el momento que aceptan además un contrato de trabajo a saber en qué condiciones legales.
Por último, dejo una pincelada del Código Deontológico de la Asociación de la Prensa de Madrid. El punto 4 lo dice todo por sí mismo.
4. Sin perjuicio de proteger el derecho de los ciudadanos a estar informados, el periodista respetara el derecho de las personas a su propia intimidad e imagen, teniendo presente que:
a) Solo la defensa del interés público justifica las intromisiones o indagaciones sobre la vida privada de una persona sin su previo consentimiento.
b) En el tratamiento informativo de los asuntos en que medien elementos de dolor o aflicción en las personas afectadas, el periodista evitará la intromisión gratuita y las especulaciones innecesarias sobre sus sentimientos y circunstancias.
c) Las restricciones sobre intromisiones en la intimidad deberán observarse con especial cuidado cuando se trate de personas ingresadas en Centros hospitalarios o en instituciones similares.
d) Se prestará especial atención al tratamiento de asuntos que afecten a la infancia y a la juventud y se respetará el derecho a la intimidad de los menores.
Veremos que pasa.
11 comentarios:
Querido amigo Miguel, acabo de subir tu entrevista, ha quedado maravillosa. Espero que sea de tu agrado. Gracias por todo. Recibe un fuerte abrazo de tu amigo Híspalis.
Tal vez sea por mi condición de republicana, que para mí esta mujer no tiene interés ninguno, además de que se la vé discreta y evidentemente no tiene ningún afán de convertirse en un personaje mediático. El ejemplo del director de Tiempo… en fin, cuando atraque un banco ponga fotos, hasta entonces no es necesario. Confiar en la ética de medios y periodistas sería lo mas normal, pero en los tiempos que corren se vé que no todo es tan simple…
De los futuros periodistas hablamos otro día porque allí hay de todo, hasta la que yo llamo “la sobrinísima” una chica, sobrina de alguien ya fallecido, famosa esta por su profesión… y esta niña desde el primer día dijo que pensaba dedicarse a la prensa rosa, que programas como Salsa rosa, o como se llame el que hay ahora, no son menos dignos que Informe Semanal… Por suerte esta fauna tampoco es una generalidad.
Kisses
El derecho a la información, ¿a qué información? A mi no me interesa esta chica para nada, al igual que los hermanos Urdangarines o Marichalares, pero cuando a algunos "programas" o verdulerias mejor dicho, les da por algo...y si te enfrentas a ellos, peor, les das carnaza.Besitos familia.
Esta mujer tiene derecho a que la dejen en paz, como la mayoría de los españoles tenemos derecho a que no nos metan en nuestras casas la vida de los demás. A mi me daría igual que fuera familia de los Borbón como del presidente del tribunal constitucional o prima del presidente de la república española (que llegará y tanto que llegará... . En un estado de derecho no debe ser retransmitida la vida de alguien por el hecho de que un familiar suyo tenga un cargo.
El periodismo está en un momento muy bajo por muy buenos periodistas que siga habiendo en otros ámbitos.
Espero el juez esté a la altura.
Saludos
Antonio
El problema no es ni esta mujer, ni que salga o no en los medios. Como periodista, y admitiendo que buena parte de la profesión (ojo, no toda) no hace de este oficio un oficio digno, creo que el grave, gravísimo problema a que nos enfrentamos es la posibilidad de que judicialmente se prohíba informar sobre una persona mediante censura previa. Si algún medio o algún periodista comete una tropelía (ha habido muchos casos y los seguirá habiendo) entonces para eso están los tribunales y el Código Penal. Pero prohibir de antemano informar de alguien, así, en general... No, eso no.
¿Llamas informar a perseguir a una persona desde que sale de su casa y va a ver a su prima (por poner algo)?
Por qué no lo hacen con todos, puestos a informar...
Demasiados intereses por medio.
Saludos
Antonio
Pero... ¿Quién es Telma Ortíz?, y no me refiero a su aspecto físico...
La verdad es que para mí noticia no incluye saber dónde come Telma Ortíz o Andrés Pajares, por ejemplo.
Para mí noticia incluye unos parámetros y características que esta mujer no tiene, con todos mis respetos y sin ánimo de ofender.
Un abrazo amigo Miguel.
Antonio, es obvio que no me estoy refiriendo a eso. Pero, te planteo lo siguiente: ¿Y si Mario Conde, por poner un ejemplo, hubiera promovido en su día una medida similar? ¿Y si lo hiciera el Rey? Ambos tienen también una vida privada, supongo, al margen de su vida como personajes públicos... ¿Y si un juez ordenara a los medios de comunicación que se abstuvieran de informar de estas personas? La libertad, en general, tiene un precio, que no digo que sea justo. Los asesinos, los criminales hacen mucho daño, pero a ninguno se le juzga antes de haber cometido ningún delito. La presunción de inocencia ha de entenderse que también vale para los periodistas. Incluso para los malos periodistas o para los que convierten en indigno este trabajo.
Un saludo
La verdad, para mi no tiene ningún interés la vida de esta señora, y no comprendo que interés puede tener para el público en general, aunque lo cierto es que la tiene y aqui entra el problema de ¿quien fue antes? ¿el huevo o la gallina?, si la gente no viera esos progamas de Circo romano, desaparecerian de la parrilla de progamas, pero claro, si este pseudoperiodismo no hubiese inventado ese tipo de programas quizás la gente nunca lo habria demandado.
En definitiva, tambien es una frivolidad hablar de esta gente como periodistas.
Ah! os he echado mucho de menos en estos cuatro dias y para mi es importante tu opinion y la de carmen.
Yo creo que la culpa es de un pequeño sector que dice llamarse periodista, el cual se está cargando al resto de profesionales. A mí Telma Ortiz, es que me da prácticamente igual, pero claro, hay que dar caña para vender. O el caso Pajares...
Que se le va a hacer. Es lo que tenemos. Por cierto, pedazo de entrevista la de usted, amigo Miguel, y le voy a dar una noticia. Yo también le conozco a usted, y hoy me lo ha confirmado al leer la entrevista, puesto que también conozco a su señora esposa.
Resulta que vas a ser el más popular de los blogeros, y me callo que me voy a coger todos los comentarios de tu blog.
Un abrazo.
Publicar un comentario