Me había propuesto no hacer comparaciones -que siempre son odiosas- pero fue imposible. A poco de estar en el interior del recinto de la Expo de Zaragoza, en mi cabeza ya hervía una sola frase: “esta no es como la de Sevilla”. No diré de la Expo de Zaragoza 2008 que no vale, que es fea o pequeña, Dios me libre. Sólo diré que me esperaba algo más, sobre todo en el contenido de algunos pabellones o el propio recinto. De estas y otras cosas creo que es de lo que debo hablar, como siempre desde una óptica muy personal. Lo hago en varias entregas para no cansar. Ahí va la primera.
LOS PABELLONES
Quizás la culpa fue mía por empezar por los países africanos y asiáticos. Salvo raras excepciones como Marruecos, el resto era simplemente zocos de venta de pulseras, collares, baratijas y cosas raras e inservibles. Algunos añadían al centro del pabellón una pequeña fuente, supongo que por justificar su presencia allí, pero poco más. La palma se la lleva Pakistán, con un insoportable olor a comida basura (más basura que comida) en el interior del pabellón, proveniente de algo que denominaban Cafetería (¿?).
En cuanto a los autonómicos, muy flojos todos, excepto Andalucía, que presentaba un audiovisual con un juego de chorros de agua reales por delante de la pantalla. Muy atractivo. Quizás de lo mejor que he visto de toda la muestra. El resto, al igual que los africanos de nivel pero sin tenderetes. La palma se la lleva Ceuta, que mostraba SOLO un audiovisual y un banquito para sentarse ante la pantallita. Eso sí, el banquito era de diseño y supermoderno.

Por lo que respecta a los países iberoamericanos, estaban todos agrupados en un gran pabellón, con un interesante sistema de visita en el que girabas por una rampa que primero subía y después bajada, alrededor de su contorno. Aprovechaba muy positivamente el espacio de este recinto. Muchos paneles explicativos de cada país, muchos en exceso. Lees los diez primeros y se acabó. Unas tiendecitas y poco más. Lo mejor de todo la música en vivo.
En la zona europea de todo un poco. Desde la originalidad de Dinamarca a la elegancia de la Santa Sede. Destaco la tienda de chocolates de Bélgica, en la que dimos buena cuenta de unas chocolatinas rellenas. Bien de precio, por cierto. Muchas colas en países donde después no encontrabas nada de interés. Muy interesante el de Suecia. Ikea, uno de los patrocinadores, era el responsable del mismo: muy atractivo el modo de presentar el contenido, pero nada en realidad que mereciera la pena.
Del Pabellón de España no puedo opinar: más de siete horas de cola para sacar la entrada. Desistí de aguantar eso. El Acuario bien, aunque carente de especies atractivas. Demasiado grande quizás: más de kilómetro y medio de recorrido.
El Pabellón de Aragón me desilusionó. Una exposición a base de pequeñas fotografía y diminutas proyecciones que no valía nada. El final de la visita sí es bueno, muy bueno: una película de Carlos Saura sobre Aragón, en pantalla supergigante, que es magnífica. Es otra de las cosas muy buenas que recuerdo.

El Pabellón Puente (un detalle en la imagen) me dejó impresionado. Una magnífica obra de arquitectura e ingeniería. Me dejé llevar por él; fue uno de los momentos más agradables de toda la visita.
De las cinco plazas temáticas sólo visité cuatro. La más atractiva, llamada “Agua extrema”, tenía colas para su visita de más de tres horas. De las otras cuatro solo salvo a “Ciudades del agua” por su atractivo diseño. El resto, muy cortitas.

La Torre del Agua es muy atractiva, auque las largas colas sólo nos permitió verla por fuera.
El Pabellón de las Iniciativas Ciudadanas era muy atractivo por fuera, con cierto interés en su interior. Como anécdota, unos monjes budistas realizaban un dibujo en el suelo. Junto a ellos, una pequeña mesa donde tenían unas tazas de te o una infusión similar. Y en esa mesa, un paquete de Donuts, quizás la merienda de los monjes u olvidado por alguien. Y nadie de la organización se atrevía a quitarlo de allí.
Próxima entrega:
EL RECINTO
Fotografías:
La Torre del Agua.
Mi mujer, mi comadre y mi compadre "haciendo patria" en la cola del Pabellón de Andalucía.
Detalle delPabellón Puente: una auténtica joya.
Los donuts de los monjes.
Todas las fotografías son de mi propiedad