lunes, 4 de junio de 2007

APUNTARSE (SIEMPRE) EL TANTO

Mañana es el Día Mundial del Medio Ambiente. Hoy ya nos lo anuncian los periódicos, que tirarán especiales con este motivo; motivo al cual cada día se enganchan, como argumento, más empresas, asociaciones, colectivos y por supuesto, nuestros amigos los políticos.
Es un asunto que nos preocupa -o nos debe preocupar- a todos: dejar un mundo más limpio, una sociedad más ordenada y sostenible a las generaciones venideras. No debemos quedarnos sólo en el compromiso de separar la basura o no pisar el césped con zapatos. Hay que hacer algo más, pero ordenadamente.
Cada día oímos hablar más de todo lo que rodea a la gestión medioambiental. Los términos “desarrollo sostenible” “cambio climático” y otros similares se han instalado desde hace un puñado de años entre nosotros, siendo parte indispensable en cualquier proyecto que se quiera acometer y de nuestra vida diaria.
El medio ambiente y su defensa, desde hace años, se ha asociado con el movimiento ecologista: unos señores que quizás hagan más ruido que recabar nueces. Por esto hoy recuerdo más que nunca, algo que un ingeniero y un arquitecto me recordaron hace unos años, con ánimo de queja: “¿por qué a la defensa del medio ambiente siempre se asocia a los grupos ecologistas y los profesionales que diseñamos y construimos quedamos fuera?”.
Hoy día -a Dios gracias- esto casi ya no es así. Cuando nos hablan de medio ambiente y de desarrollo sostenible, lo hacen personas desde una óptica técnica y real, que no han tenido nunca la necesidad de encadenarse a árboles o asaltar barcos en plena alta mar. Con planos y proyectos por delante. Hablando con propiedad.
Por eso, no se dejen engañar por aquellos que usan camisetas con mensajes propagandísticos. El cuidado del medio ambiente es tarea de todos. Y sobre todo de los que más saben o al menos saben de lo que hablan.



Pero también de usted y mía.

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