SIGNOS QUE SUENAN
Algunas veces me he parado a pensar cómo entenderán cosas importantes de nuestra vida aquellas personas disminuidas físicamente y que no escuchan. No tenemos en nuestro entorno más inmediato las suficientes adaptaciones en lenguaje de signos para ellos, para que puedan decidir u opinar sobre cualquier cosa como lo hacemos los demás. Aunque esto ha cambiado desde hace unos años: ya en las televisiones se han habilitado sistemas en los teletextos para poder seguir programas y películas y en determinadas entidades públicas se ha contado con la figura de un traductor para comprender los discursos de los políticos, por poner algunos ejemplos.
Pero ayer se dio un paso importante: escuché con satisfacción la aprobación del lenguaje de signos como idioma oficial también en España. La noticia es para alegrarse, por todos aquellos que a partir de ahora podrán exigir más información y más apoyo a su minusvalía, que por tanto contribuirán a una vida más digna.
Lo que de verdad me alegró fue ver las imágenes en la tele de muchas de estas personas, con una felicidad y alegría que se les reflejaba en sus rostros. De veras que me contagió su felicidad.
No me imagino lo que sería mi vida en una constante sordera. Renunciar a los sonidos, malos o buenos, debe ser durísimo. Intentar entender algo tan fácil como la palabra, sabiendo que no llega a tus oídos.
Hoy este blog se alegra por este colectivo de personas y aplaude al gobierno al tomar decisiones de este tipo. Sólo falta, para cerrar el círculo, que se arbitren ayudas para que la mayor parte de los sonidos puedan ser traducidos a este nuevo idioma.
De momento, yo levanto las palmas de mis manos y las agito. Para ellos. Por ellos.
Pero ayer se dio un paso importante: escuché con satisfacción la aprobación del lenguaje de signos como idioma oficial también en España. La noticia es para alegrarse, por todos aquellos que a partir de ahora podrán exigir más información y más apoyo a su minusvalía, que por tanto contribuirán a una vida más digna.
Lo que de verdad me alegró fue ver las imágenes en la tele de muchas de estas personas, con una felicidad y alegría que se les reflejaba en sus rostros. De veras que me contagió su felicidad.
No me imagino lo que sería mi vida en una constante sordera. Renunciar a los sonidos, malos o buenos, debe ser durísimo. Intentar entender algo tan fácil como la palabra, sabiendo que no llega a tus oídos.
Hoy este blog se alegra por este colectivo de personas y aplaude al gobierno al tomar decisiones de este tipo. Sólo falta, para cerrar el círculo, que se arbitren ayudas para que la mayor parte de los sonidos puedan ser traducidos a este nuevo idioma.
De momento, yo levanto las palmas de mis manos y las agito. Para ellos. Por ellos.
4 comentarios:
He llegado a tu rincón a través de Híspalis.
Te invito a que te asomes a mi balcón, suele haber gente muy interesante.
Y sí, es terrible ser sordo, por lo menos en Semana Santa.
Al menos ya tienen una parte del camino más fácil.
Aplausos varios. Primero para el gobierno. Luego para tí. Y por último, para ellos.
Es mi asignatura pendiente. Siempre he querido aprender el lenguaje de signos para poder comunicarme con aquellas personas que tienen problemas auditivos.
Me alegro muchísimo. Eso es lo que tenemos que hacer: eliminar barreras, no colocarle más.
Un fuerte abrazo amigo.
P.D. Yo también te recomiendo el 'saloncito' de mi amiga Dama. Es un lugar acogedor y muy agradable.
Amigo Miguel, para empezar también te recomiendo el blog de 'Dama de sevillano nombre'.
Bonito homenaje el que haces a este colectivo de personas que bien merecen más de lo que se está haciendo por ellos. Tienes razón en felicitar al Gobierno por este paso de integración social. Por último, me alegra mucho que personas como tú se alegren por la felicidad de otros, sean quien sean.
PD: Dama de sevillano nombre tienes razón en cuanto a que es una lástima que estas personas no oigan el sonido de las marchas en S.Santa, pero por otro lado... seguro que ellos también disfrutan tanto como nosotros con los pasos en la calle, o más...
Reyes, para los amigos...
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