sábado, 17 de enero de 2009

CONCIENCIA PROPIA

Anoche asistí al homenaje que las Hermandades y Cofradías de Sevilla tributaban a don Manuel Román Silva, presidente durante ocho años del Consejo de Cofradías y hermano mayor que fue de mi Hermandad de San Esteban.

Se alabó, en las palabras que se desarrollaron a los postres de la cena -que congregó a más de 600 personas- la figura de Román. Fueron muchas las bondades que del mismo se destacaron -como no podía ser de otra manera- y que se dirigieron a su persona. Todas, a mi humilde entender, justas y bien justificadas.

Al término de la cena, cuando ya el hielo de un vaso largo tintineaba entre mis dedos, pude saludar a numerosos conocidos del mundo de las cofradías. Y aquí va la sorpresa, cuando hice un aparte con alguien al que hacía mucho tiempo que no veía, y entablamos a solas una interesante conversación, donde me dijo cosas como estas sobre el homenajeado.

- “Puedo decirte, en la confianza que me brindas, que sé que a Manolo Román lo tengo siempre al otro lado del teléfono, pero no para banalidades. Cada vez que he tenido un problema serio en mi vida y no precisamente relacionado con las cofradías, le he tenido ahí. Quizás sea por eso por lo que estoy aquí esta noche.

Noto que no solo me aprecia, sino que me quiere, a mí y a los míos. Desde hace años ya. Te podría contar innumerables detalles conmigo y con mi familia, pero para muestra un botón: hace años, sin conocer de nada a mi padre, una mañana en la que estaba ingresado en el Virgen del Rocío, Manolo apareció por la habitación a interesarse por su estado. Quizás cualquiera no le dé importancia, pero te aseguro que yo sí se la di.

Ha seguido mi evolución laboral durante años. Y se ha alegrado cuando le he contado alguna mejora, animándome a que siguiera por ese camino. La suerte, además, jugó en cierta ocasión de su lado: era yo aún un jovencito que quería hacer méritos en la radio cuando recibí la llamada de la Cadena Ser para incorporarme al equipo de Semana Santa. Aquello era para mí, en aquel entonces, un importante logro. Y casualmente, la siguiente llamada, con unos pocos segundos de diferencia, fue de Manolo, que sin saberlo, me telefoneaba para otro asunto y casi se entera en directo de mi fichaje por esa emisora. Yo no sabía que toda aquella Semana Santa me estuvo escuchando. Y en la madrugada, tuve la suerte de contar el tránsito del Gran Poder por la calle que lleva su nombre. Un parón de la cofradía me hizo tener al Señor delante mía por más de cinco minutos, mucho tiempo como comprenderás, en el que no dejé de contar lo que estaba viendo: el Señor de Sevilla, sólo para mí. Manolo, con sus hijos aún pequeños y sin pertenecer aún al Consejo, me siguió desde su domicilio con la radio puesta. Y al terminar la Semana Santa le faltó tiempo para llamarme y decirme algo así como que mi voz le había llevado al Gran Poder hasta su casa. Se deshizo en elogios hacia mí y me lo agradeció. A eso se le llama tener clase ¿no crees?. Esas cosas te dan fuerza, mucha fuerza.

Siempre ha tenido conmigo una disposición absoluta, abriéndome puertas con su influencia que se me resistían. Eso no lo hace todo el mundo, te lo aseguro. E indicándome, en ocasiones, el camino a seguir ante cualquier disyuntiva que se me planteara. Por eso, tal como te decía antes, he acudido a él sólo para cosas importantes. Porque su consejo era sabio y sincero.

¿Te acuerdas el día que me casé? ¿Te acuerdas que él estaba allí? No puedo olvidar que a mi mujer y a mí nos dijo algo que no hemos olvidado: que teníamos en nuestros padres el mejor referente de lo que tenía que ser nuestra vida. Y te aseguro que no se equivoca. Claro que teniendo los padres que él ha tenido... Porque a su padre lo conocí: y todo lo que tenía de alto lo tenía de buena persona. Era un hombre encantador, en las pocas veces que pude conversar con él. Y su madre con su nombre lo dice todo: Felicidad. ¡Vaya una señora!

Pero también ha habido momentos menos agradables. Y Manolo también ha estado ahí. ¿Sabes que mi mujer y yo pasamos por un proceso clínico, en el cual el gasto farmacéutico que teníamos era de casi veinte mil duros a la semana, durante al menos tres meses? No te tengo que decir qué farmacia nos proporcionó todas esas medicinas, ni tampoco la comodidad con la que hicimos frente a esos pagos. Si hasta se enfadaba con nosotros cuando íbamos a llevarle dinero…

Si todo esto no es suficiente para que hoy estemos aquí, pues que venga Dios y lo vea…

Y eso por no hablarte de Mari Carmen. Sí, ya sé que puedo recurrir a la manida frase que ha dicho en su discurso Adolfo Arenas: que detrás de un gran hombre hay siempre una gran mujer, pero me quedaría corto. Para hablar de Mari Carmen yo prefiero referirme a ella con otra frase también muy habitual: esa mujer está hecha de otra pasta. ¿Qué tiene su sonrisa, tan dulce como la carne de membrillo de su pueblo? Ja, ja, ja.

Y sus hijos, que no han parado esta noche de agradecernos el que estemos aquí. ¡Pero qué equivocados están! Acaso soy yo el que les tengo que agradecer que se sigan acercando a nosotros y nos den abrazos y besos como si fuéramos parte de su familia…

Ahí lo tienes. Se le nota feliz esta noche. Se lo merece. No es para menos, porque sabe que está recogiendo lo que ha sembrado. Y porque tiene la satisfacción del trabajo bien hecho. Pero te insisto, que si estoy aquí no es por que él ha sido presidente del Consejo durante ocho años. Es por algo más, por mucho más. Y sólo te he contado la punta del iceberg.

Algunas veces pienso si yo habré sido igual de buena persona con él. Y si habré sabido estar a la altura. Si no lo he estado, él seguro que me perdonará. A veces las circunstancias, mis circunstancias, no han sido las más propicias. Creo que lo entenderá. No sería mal momento, ahora que se ha liberado de algunas de sus obligaciones, de que me sincere con él, con un café de por medio. Lo llamaré, cuando pasen algunos días… Me lo pide mi conciencia”

- Oye, quería en mi blog escribir algo sobre Manolo Román. Tú sabes que estuve con él en la Junta de Gobierno de San Esteban. Pero… ¿puedo contar todo esto que me has contado? Porque me lo has dado hecho.

- Sí, pero no pongas mi nombre. Aunque si él lo lee, seguro que sabe que soy yo… Por cierto, ¿cuál es la dirección de tu blog?

- Toma, sostén mi whisqui y apunta. Y Manolo no creo que entre en mi blog, sino me lo hubiera dicho alguna vez…




Foto: Diario de Sevilla

10 comentarios:

La gata Roma dijo...

Vaya suerte la tuya, porque servidora para hablar con este tipo al que le has saqueado la entrada, tuvo que llamarlo al móvil unas cuantas de cuantas de veces, y eso que estábamos todos en el mismo sitio…
Ya lo he comentado en la columna que no tienes tiempo de leer, apenas he hablado a nivel personal de Manolo ni su familia porque no sería objetiva, y si tengo que recordar cuanto han hecho por mi y los míos, cuanta ayuda sin pedirla… desgastaría las teclas de mi casi nuevo teclado qwerty. Me quedo con las lágrimas que me arrancó con las últimas frases de su discurso, y es que Manolo es ese…
Kisses


P.S. Como comprenderás, estas no son horas de llamar a una casa decente, mañana será otro día…

Juan Duque Oliva dijo...

Esas son las personas que hacen otro mundo posible.

elviajeroinvisible dijo...

Querido Miguel,
Tan invisible es la persona con la que hablabas como mi nick, que bonito monologo dedicado a un buen amigo y mejor persona.
Felicidades.

Híspalis dijo...

Preciosa entrada. Nunca olvidaré que cuando me estaba abriendo camino como periodista cofrade Él (Manolo Román) no dudó en atenderme un buen día de cuaresma y darme algún que otro consejo. Años después siempre estuvo al otro lado del teléfono para aclararme una u otra cosa relacionada con el mundo cofrade. Todo un Señor que no sólo el mundo de las cofradías debería de homenajear, sino también la ciudad de Sevilla entera.

Una vez más, gracias Miguel por regalarnos este artículo tan humano y precioso.

Un fuerte abrazo.

Mer dijo...

Gracias Miguel por ofrecernos esta visión del homenajeado...sabes que no sería objetiva comentando del tema. Te pongo un enlace que te gustará.
http://www.sevillaactualidad.com/noticias/opinion/el-graderio-de-la-catedral/361-cofrades-hombres-y-mujeres.html
Besitos

el aguaó dijo...

Me habían hablado muy bien de él, y ahora tu entrada lo corrobora.

No tengo el gusto de conocerlo personalmente, pero cuando lo haga, ya estaré preparado.

Un abrazo muy fuerte querido Miguel.

Antonio dijo...

Ya lo he comentado en un artículo de una publicación digital, creo que ha sido valiente y coherente en muchos de sus actos. Aunque no todo lo que yo quisiera, algo hemos avanzando en su mandato.

Tu historia es un documento periodístico de primer nivel. Enhorabuena.

Antonio

Reyes dijo...

Un gran hombre, en mi barrio lo adoran, su farmacia es todo un símbolo.

La gata Roma dijo...

Jajajaja, no sé que es mejor, si la publicidad descarada que me hace mi madre o la publicidad subliminal que me hace el Callejonero, gracias a los dos en todo caso.
En cuanto a usted señor Andréu, sólo le demando respuestas a ciertos correos que andarán desolados en su bandeja de entrada, así que cuando vaya pudiendo...
Kisses

Antonio dijo...

¡Ah! pero manijera, ¿tu eres la gata que deja su firma en las gradas de la Catedral? .... es que esto es mu chico y nos conocemos todos

M. Andreu, ¿este año no hay entrada por el comienzo del Carnaval en el Templo de los Ladrillos coloraos?

Saludos a ambos
Antonio