viernes, 20 de marzo de 2009

VAMOS A CONTAR MENTIRAS

Cuando el ex alcalde de Jerez de la Frontera Pedro Pacheco dijo aquello de que “la justicia es un cachondeo”, estaba realmente equivocado. Faltó el respeto a una institución como es el Poder Judicial y le costó caro aquella afirmación, como todos ustedes recordarán.

Lo cierto es que a día de hoy yo me atrevería a manifestar una frase casi parecida, a razón de lo visto y oído durante la semana: a la Justicia se le toma a cachondeo. No creo que por esto que digo ningún juez me procese. Y si es así, ya llamaré a un abogado.

Miguel Carcaño, presunto asesino de Marta del Castillo y todo el resto de compinches de la trama, se han tomado a la Justicia a cachondeo, a puro cachondeo como diría mi amiga Carmen Martín. Una cosa es que, ante las evidencias, el inculpado trate de defenderse dentro del marco del estado de derecho en el que vivimos, a fuerza de argumentos que puedan ser eximentes como la locura momentánea o los estupefacientes ingeridos con anterioridad y otra bien distinta son los cambios tan radicales en las declaraciones que se han producido en torno a este luctuoso suceso. Estos niñatos se toman la justicia a cachondeo y lo que es peor, la vida y los sentimientos de las personas.

He de reconocer que, en todo este proceso que he seguido con cierta inquietud, hubo un momento en el que llegué a pensar de Carcaño que era un pobre muchacho que había tenido una infancia difícil y nada feliz. Pero ahora, a decir verdad, me importa una mierda lo que le pudiera haber pasado en su infancia y lo único que espero es que nunca vea la luz del sol con la libertad que yo la veo. Porque se ha reído no solo de los que están más cerca de Marta y de su familia, sino de todos nosotros.

Hoy me viene en gana solicitar la firma de todos los ciudadanos/as para pedir que se realicen los cambios precisos en las leyes no para la instauración de la cadena perpetua, sino para que aquel que mienta de una manera tan soberana y grotesca ante la policía o ante un juez pague también por ello. Igual que creo que deberían de pagar por los gastos ocasionados en la búsqueda del cuerpo en el río, traduciendo euros por tiempo de privación de libertad. Porque a la policía científica, los buzos de la Guardia Civil, los operarios de Protección Civil, los técnicos del Puerto y a todos aquellos que se han jugado la vida durante tanto tiempo en las sucias aguas del río poca gracia le ha tenido que hacer este cambio tan radical en la investigación. Eso por no hablar como siempre de la familia, que sigue sufriendo sin poder cerrar definitivamente el caso y enterrar el cuerpo de Marta.

Qué quieren que les diga, pero ahora tampoco me creo la versión del contenedor. Entre otras cosas porque en la esquina de las calles Jorge de Montemayor y Leon XIII donde están situados esos contenedores hay un bar que he frecuentado alguna que otra vez (magníficos montaditos de filetitos de lomo y jamón de Jabugo de primera calidad) y que habitualmente tiene veladores en la puerta. Y porque la calle León XIII no es precisamente una calle abandonada y poco iluminada. Y porque el operario de Lipasam que volcó el contenedor hubiera descubierto el cuerpo. Y porque sacar un cuerpo y trasladarlo en bolsas de basura no es tarea que parezca fácil. Y porque los balcones y las ventanas de la calle no estarían todos cerrados a un mismo tiempo. Y porque la calle suele tener mucha circulación y sobre todo ese cruce, que viene de la calle Manzana junto al Hospital Virgen Macarena. Y por muchas otras cosas más. Pero sobre todo porque estos niñatos de mierda son unos embusteros como la copa de un pino y ni tienen vergüenza ni la han tenido nunca.

Voy a ver cómo lo digo para que no me salpique nada, pero -ojalá me equivoque- el cuerpo de la pobre Marta no va a aparecer nunca. Por más que el Gobierno -sobresaliente para Rubalcaba, López Garzón y Valdés- se empeñe en poner todos los medios que sean necesarios para su hallazgo. Pero después de saber que la mamá y la niña de Camas han ocultado la verdad durante tanto tiempo y se han paseado por las televisiones para sacar su minuto de gloria, mis pensamientos -malos pensamientos- se dirigen hacia toda esa familia, también hacia el marido y padre de estas dos mendas lerendas, alguien al que no le hemos visto la cara todavía…

Me he solidarizado desde este blog a partir del primer día con el dolor de la familia de Marta del Castillo. Y a día de hoy sigo estando con ellos quizás para siempre. Pero la distancia me hace ver las cosas, quizás, con una perspectiva distinta a la de ellos. La misma perspectiva que tienen seguro muchos de ustedes. Mucho me temo que Marta, nuestra Marta del Castillo, es hoy por hoy, sólo un recuerdo.




Un recuerdo que se me antoja traducir en cenizas.

1 comentario:

Paços de Audiência dijo...

Bueno, no creo que ningún juez te procese por tus palabras.

Y creo que vas muy bien encaminado. Pero ya te digo que contra estos chuflas no se puede hacer nada, porque lleva el tío 21 años riéndose de todo el mundo, sin que se haya hecho nada. Y no se hace nada, porque no hay medios para hacerlo. Y se va a seguir riendo. Sabe que estará unos pocos añitos y a la calle...

Pero también te digo que hay que ver la cosa desde dentro. Y para el padre de Marta es una gran putada. Pero también estuve hace poco en la cárcel, hablando con un nota que llevaba desde los 19 años encerrado, sin un puto permiso. Tenía 34 años, y eso no era ya una persona, era otra cosa, 15 años sin salir un día. Y lo peor es que a los 9 meses iba a salir a la calle, y iba a tardar en volver, 2 días...

Por eso te digo que las cosas son muy difíciles, pero en lo que estoy de acuerdo es que quien la hace la debe pagar, y lo que no puede permitirse es que hayan causado daños por valor de 20 millones de pesetas y no paguen ni un duro, pero... la ley está así, y la ley la hacemos nosotros, no nos olvidemos.