domingo, 12 de abril de 2009

VÍSPERAS DE CORAZÓN

Quiero seguir soñando con el respiradero de la Amargura, tan cerca de nosotros y con tan poco público; con la Estrella revirando en Rioja; con los saludos del primer día; con la juventud incipiente de Alberto y sus ganas de cofradías; con la calma de los años de Tote y sus ocurrencias; con mi nazareno guapetón de la Borriquita; con los penitentes del Amor.

Quiero seguir soñando con Triana por la Avenida, en un valiente izquierdo por delante de Caifás; con la bocina de la calle Santiago; con el acompañamiento del preste de Santa Marta, niños que vemos crecer, fijador en el pelo y granos en la cara; con el diputado de penitentes, que lo hace todo bien, hasta guisar una merluza que sabe a gloria bendita; con la mirada del Señor de las Penas; con los seráficos de la Vera+Cruz; con las chicotás del Polígono; con madre coraje y el pasaje del niño perdido.

Quiero seguir soñando con mis cruces, que de algún modo son las vuestras porque me ayudáis a llevarlas con dignidad.

Quiero seguir soñando con la valentía de los guardabrisas de San Bernardo; con la torería del Arenal, hecha hermandad de barrio en la Avenida, que por algo se saluda con garbo a los amigos sin perder la clase mamada en los años; con el olivo que se mece al aire (¡qué importa la hora!); con las monjitas reporteras (sí, reporteras y no reposteras);

Quiero seguir soñando con la mujer que enamoró a un Rey y me enamora cada año; con el jarabe que alivia la congestión nasal; con las primeras plumas de la Resolana a las cinco de la tarde; con la copa larga (lo cortés no quita lo valiente); con los Cuesta, que han vuelto y ya son más; con la mantilla del futuro; con el Paracetamol redondo o alargado.

Quiero seguir soñando con Roma, con Claudia, con Poncio, con el del periódico, con Juanita Reina y con mi padre; con el fiscal del Señor; con el capataz del Silencio; con una bolsa de Hello Kitty; con la maleta que llevaré muy lejos para el avituallamiento (tuya será, Mercedes… ¿hay manos mejores?); con los ojos de la Esperanza a la que no vi pero imaginé en otros ojos nerviosos por absurdas avalanchas…

Quiero soñar con el nombre redondo y con la joroba del Hijo de Dios; con las tapas que me tomaré en el Club de Pesca cuando llegue el momento de calores; con un trono de oro y los aviadores que la custodian; con las piedras que sostienen las manos del mundo; con la hechura alta de su capataz, que me riñe cuando hablo de las mujeres; con unos boquerones de solera; con un hijo que casi descubre a su madre comiendo; con el esfuerzo sobrehumano de una nazarena de celeste vestida hoy de raso morado (¡que buena casta tiene la niña!); con una novia que acompaña a un costalero y le espera en los relevos; con un abrigo que me queda grande (ande yo caliente…); con la luz de El en la oscuridad de la calle; con una hamburguesa que jamás llegó.

Quiero seguir soñando con poder hacer con lo mío como lo han hecho en los Servitas: pensado y repensado, así les sale de bien; con la voz queda ante lo más rancio de esta ciudad; con la pandilla de niños que nos toman el relevo; con las nuevas nueras; con la luz en los ojos de mi mujer al ver a la Soledad; con el balcón de Toni, que se la acercó como nunca; con acertar y seguir a mi primer impulso (si hubiera ido al Museíto como pensé…);

Quiero seguir soñando con saber que están ahí, al otro lado del teléfono, y que a pesar de ser sólo una semana al año, nos quieren tanto como nosotros los queremos a ellos.

Estas torpes letras son para ellos. Escribo con prisas este final, porque por el teléfono me apremian.

Un post sin foto que lo adorne. No me dan más tiempo, me escriben mensajes. Me agobian. ¡Espera, coño!

Es verdad, están ahí, al otro lado de la red. Tan lejos y tan cerca. ¡Que felices somos en mi casa!

Ellos saben quienes son. Sin decir sus nombres ¿hace falta? Les juro que El de la Ventana los conoce. Le hablo mucho de ellos.



Nos vemos, quizás antes de lo previsto en las agendas y en un lugar tan impropio de nosotros como la Marisma… ¡Milagro de la Virgen!

Pensad que esto se ha ido, pero en nuestros corazones ya está cerca. Es lo que nos une. Simplemente porque creemos, sin necesidad de ver, aunque nos guste mucho lo que vemos.

Prepara los fiambres para los bocadillos, como antes. Y la bandeja de plata llénala de medallas, cordones negros y verdes y morados. Y viste tu salón, nuestra casa, de cuaresma. Compra algo dulce, que las galletas María no me hacen mucha gracia.



Ya es víspera.



La cita, el 28 de marzo de 2010. Domingo de Ramos.




Ya queda nada.

3 comentarios:

elviajeroinvisible dijo...

Como siempre escrito desde el corazon.FELICIDADES

del porvenir dijo...

Tapas no se si os tomaríais los tres pájaros en el club de pesca, porque cuando yo pasé estabais trabajando más bien las espirituosas je, je Un saludo Miguel

La gata Roma dijo...

VAYA, SE VÉ QUE NOS DIO POR LOS SUEÑOS.. SERÁ QUE FUE TAN INTENSA, TAN COMPLETA, TAN DESPEJADA Y AZUL COMO UNA CAPA DE MARTES SANTO, TAN NUEVA Y VIEJA COMO MI MANTILLA, NUEVA EN EL USO, TRADICIÓN ANCESTRAL DE LA CIUDAD VIEJA.
A DESCONTAR DÍAS OTRA VEZ MUCHACHO…

KISSES